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LIBROS, LECTURAS - Manuel Vilas

"Hay que estar siempre preparado para las mayores decepciones que quepa imaginar; y dentro de esas decepciones hay que hacer sitio a la alegría, sí, a la alegría" 

En esta novela, el autor español Manuel Vilas presenta, otra vez, un libro de carácter autobiográfico, nostálgico, sumamente melancólico como su exitosa novela Ordesa. 

Muchos consideran a Alegría como la continuación de Ordesa (que leí hace un par de años) porque las dos obras comparten espacios comunes, referencias personales pero, para mí, son dos obras que se complementan pero que pueden  leerse perfectamente de forma independiente.  

A Alegría hay que tomarla con calma porque no hay grandes acontecimientos, ni episodios fantásticos ni hazañas ni sobresaltos, lo que hay es un viaje personal, la búsqueda permanente del narrador, un exitoso escritor, de 50 y pico de años, en continuo movimiento reconciliándose con su pasado, viendo y viviendo el presente. 



El narrador, que convive con "Arnold" (así llama a su depresión) que lo acompaña a diario, habla, cuenta, se habla, nos cuenta sus emociones, procesos, miedos y fantasmas rememorando y reflexionando en voz alta sobre diversas etapas de su vida como hijo, como padre, como compañero, como amigo, como escritor y sobre la búsqueda permanente de la alegría. 

Al principio me costó engancharme y me pregunté: Pero ¿de qué va esta novela? pero poco a poco fui encontrando pasajes fuertes, frases que me sonaron a mis propios pensamientos, palabras de ternura, diálogos que alimentan el motor de la vida y entonces seguí y seguí hasta terminarlo. 

"...La única forma de vivir en paz, a la edad que yo tengo, es respirando un poco de belleza..."

Es una novela curiosa, original, que confunde un poco por su carácter de autoficción y que pese a las críticas de muchos (pero muchos) lectores en donde dicen que Vilas repite temas, que utiliza el mismo discurso que Ordesa o que más allá de las meditaciones personales no cuenta nada especial o interesante, a mí me gustó y mucho porque saca temas en donde todos nos reconocemos un poco. 

Pérdidas, incertidumbres, preguntas sin respuestas, recuerdos, dudas, paso del tiempo, familia presente y ausente, aceptaciones, obsesiones, fantasmas y pinceladas poéticas de "alegría" están ahí, en esta particular forma de narrar de Vilas, que a no a todos convenció, pero que hicieron que yo marcara y remarcara muchos párrafos del libro. 

Modestamente, creo que hubiera merecido más el Premio Planeta (en el 2019) en lugar de la novela ganadora "Tierra Alta" de Javier Cercas.



Son tantas, tantas, tantísimas frases que subrayé que no podría transcribirlas. Aquí hay sólo algunas

" ...No me gusta mi cumpleaños porque mi padre y mi madre están muertos. Fueron ellos quienes inventaron esa fecha, y sin ellos esa fecha es polvo, viento, nada...Y si ellos ya no están, el día de mi cumpleaños se ha vuelto una fecha oscura, devastada, lóbrega, una ruina, una casa en derribo..."

"...Cuando un padre o una madre le regala un abrigo a su hijo y este lo lleva, ese padre y esa madre tocan el cuerpo de su hijo a través de esa prenda, y pueden así sentirse en paz. A través del abrigo regalado, están con su hijo, ese es el milagro..." 

"..Comprarse unos zapatos es una apuesta por el futuro. No se compra zapatos alguien que va a morir mañana. No se compra zapatos un enfermo terminal. Tampoco un suicida. Tampoco un desesperado. Comprar zapatos es un sí al futuro, lo vi clarísimo..."

"...No encuentro nunca el momento de irme a dormir, no quiero meterme en la cama, me da la sensación de que tengo que seguir atendiendo a la vida, que no puedo dejarla plantada..."

"...De ciudad en ciudad, de país en país, para no sentirme a mí mismo, porque quien se mueve no tiene tiempo para pensarse..."

"...Las amistades legendarias tienen que ser siempre celebradas, porque son infrecuentes..."

Mis comentarios son los de una simple lectora 

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