26 de marzo es La Hora del Planeta. Apagar la luz durante una hora tiene como objetivo el generar un espacio para pensar en el Planeta y en las consecuencias del accionar humano. Es una forma fácil de participar sin importar la ubicación, edad, raza, religión o nivel de ingresos.
Pensar en el planeta, eso sí que es bueno. Pero después de la reciente tragedia de Japón y otras tantas que suceden a diario, parece que pensar en el planeta no es suficiente.
Hay que actuar, reaccionar, hacer , más allá de cumbres donde todos los grandes mandatarios sonríen frente a la foto y se vuelven a sus países, resolviendo poco y nada.
Yo tengo edad de ver estos desencantos, mis hijos tiene la edad de creer que hay lugar para un mundo mejor , y aunque no sea mucho lo que hacemos a diario, siempre son granos que uno siembra con la esperanza de ayudar.
En casa, hacemos lo que millones de humanos “que piensan en el planeta” hacen en algún momento del día. . Apagamos luces innecesarias (por suerte vivimos en un país donde predomina la luz natural, lástima que el gobierno no vea esas ventajas) no usamos aires acondicionados, no imprimimos papeles inútiles (por eso me enojo cuando en el colegio piden libros que no los abren en todo el año o utilizan cuadernos por la mitad y hojas para escribir diez líneas), cuidamos el agua , reciclo pilas, cartuchos de impresoras, rechazo bolsas de plástico, en lo posible comemos productos más naturales, locales y de estación y reciclamos lo que se puede (ya que en Venezuela es casi inexistente). Pequeños gestos pero que hacen bien al planeta y a la conciencia.
Pero hay un punto en donde no logro implantar mi conciencia ecológica. Y no sé cómo resolverlo. Ese punto es la lectura. Cuando uno es consumista de libros ¿cómo encontrar el equilibrio entre el placer y lo concientemente ecológico? Intento buscarle la vuelta.
¿Con los e-book?. ¿El placer del contacto con un libro reemplazado por una plantilla fría?. No termina de convencerme pero puede ser el futuro. ¿Con audiolibros? Voilà una buena opción. Lo intenté, por consejo de mi hijo mayor, y me gustó la experiencia. Es una vuelta a la infancia, como cuando nos contaban cuentos… ¿Con los clubs (es) de lecturas, donde alguien lleva su libro elegido y se comparte? ¿Las bibliotecas? Sí, todas son buenas opciones pensando en el planeta.
Mientras cambio mis hábitos y pienso en el futuro, encuentro maravillosas historias como “El hombre que plantaba árboles” de Jean Giono o “Wangari y los árboles de la paz” de Jeanette Winter.
Mientras cambio mis hábitos, leo “Yo no vengo a decir un discurso” de Gabriel García Márquez editado bajo los requisitos ambientales del proyecto “Libros amigos de los bosques”.
Mientras cambio mis hábitos, me deleito con el video del animador paraguayo Joaquín Baldwin
Papiroflexia from Joaquin Baldwin on Vimeo., que mi amiga y artista Aninés Macadam me hizo conocer en su blog.
Hay que adoptar más y más hábitos ecológicos. El próximo 26 de marzo, a las 20.30 horas, la hora del planeta, apagaré la luz para "encender el futuro" a mis hijos.
Comentarios
Felicitaciones por tu blog.
Gracias por mencionar mi crédito. Aninés