Como todos los fines de años acomodo, ordeno, tiro papeles y más papeles que se acumulan en mis bibliotecas o sobre mi escritorio. Muchos van directo a la basura tristemente abollados, otros van al tacho de reciclados, otros simplemente cambian de cajón o de estante con la intención de tirarlos en otro momento del año.
Y hoy, cuando abrí una vieja agenda, de esas que ya nadie usa, encontré estas fotos de mi viejo, de mi padre, uno de los hombres más importantes de mi vida.
Las miré detenidamente para rememorar sus gestos. Me acordé de su último viaje a Madrid, frente al famoso Tio Pepe de la Puerta del Sol, y hasta del color de su corbata porque, aún en una foto blanco y negro, los recuerdos quedan grabados para siempre en el corazón.
Comentarios