Hace unos días leí un artículo sobre una campaña (no es la primera) anti-tabaco para que en el cine se limite la presencia del cigarrillo. Por ahora pareciera que solo se trata del cigarrillo; no se habla del alcohol (supongo que de la droga tampoco) aunque debería hablarse. Y pensé en que sería bueno que la campaña se extendiese al alcohol porque últimamente vi series y películas en donde el alcohol corre a más no poder (cosa que no es ninguna novedad tanto en la pantalla grande como chica) y no es bueno...nada bueno tanto alcohol desparramándose por las pantallas.
Paso a detallar:
1. Mare of Easttown, un muy buena serie con Kate
Winslet. Resulta que Mare es una detective de una pequeña ciudad de
Pensilvania, con una vida complicada y tragedias personales. Ella, amigos, conocidos, colegas, en el bar de la ciudad, en la casa, en casa de vecinos, todos están siempre listos, a toda hora para compartir una botella de cerveza, un
Manhattan o lo que sea que lleve alcohol.
2. Sharp Objects (serie) y The
woman in the window (película) con Amy Adams. En ambas producciones los
personajes tienen serios problemas y el abuso del alcohol (+
medicamentos) son tan protagonistas como Amy en estas historias.
3. Y la perla es la premiada Drunk, una
película del dinamarqués Thomas Vinterberg, que después de verla en el
cine me llevó a hacer estas líneas.
Drunk (Druk, Another Round, Otra vuelta) es una buena
película entre crítica sobre el abuso desmedido del alcohol y el reflejo de una
(o de todas) sociedad que admite como si nada el hecho de que jóvenes y no tan
jóvenes, entre festejos, desilusiones, búsquedas, se emborrachen sin vergüenza, celebren y se
acompañen en el camino destructivo del alcohol.
En la primera escena de Drunk se ve un espectáculo al
aire libre, un grupo de jóvenes estudiantes que festejan su graduación y
corren alrededor de un lago, con el objetivo de consumir la mayor cantidad de
cervezas posibles en una vuelta. Una escena de euforia a la que le sigue la
vida sombría, hastiada de 4 amigos, profesores, colegas que en una cena, bastante alcoholizada por cierto como de costumbre, deciden poner en práctica la teoría de un psicólogo
noruego que dice que el hombre tendría, desde el nacimiento, un déficit de
alcohol en la sangre.
La experiencia, al principio, da buenos resultados y alentados por los "buenos efectos" deciden ir por más. Pero todo rápidamente se descontrola.
Tal es el exceso, la pérdida de sentido de la situación que desde la butaca del cine, uno no sabe si reírse, entristecerse o preocuparse por la triste imagen de esos cuatro amigos, totalmente desorientados, que comparten una adicción y se incentivan unos a otros para no sentirse solos.
Los cuatro protagonistas luchan con batallas personales, sueños no alcanzados, problemas matrimoniales y laborales y vuelcan
sus penas, fracasos y falsos logros en el alcohol. El alcohol es el elemento, que les
permite afrontar, o más bien sobrellevar, muchas de esas situaciones de una
manera un poco más relajada, olvidarse de todo y hasta seguir adelante.
Si bien en Drunk, el alcohol es el principal protagonista
de la historia, las estupendas actuaciones suman y nos hacen ver el deterioro
de una sociedad, un universo sin reglas con personajes capaces de perder todo solo por ceder a la tentación del
peligroso placer del alcohol y con vidas frágiles que necesitan del alcohol
para sentirse vivos.
Me gustó mucho esta película porque Thomas Vinterberg no juzga, no alecciona, no moraliza, simplemente nos hace ver, nos recuerda, dos caras de una misma moneda: lo trágico y lo cómico del alcoholismo, un tema muy serio (en la vida real o ficticia) que a veces normalizamos, aplaudimos, nos reímos y olvidamos que es algo grave, difícil de sobrellevar y más aún de superar.
Comentarios