Recién ayer terminé de ver la serie española PATRIA. Había dudado porque no quería desilusionarme con la adaptación para la pantalla chica.
PATRIA está basada en la novela de Fernando Aramburu , un best seller que aborda cuestiones políticas y sociales mayores: la España de ETA y las heridas de la violencia del terrorismo y fue una serie más que esperada (y cuestionada) en España, por obvias razones.
Si bien la historia es ficticia, sus personajes también, no deja de darnos la sensación de ser algo real, de algo vivido, sentido, dolido. Está enmarcada en la realidad y el horror del terrorismo. Usa imágenes de archivo de la época y tiene una gran fuerza emocional porque reaviva un período doloroso de la historia de España.
Para los que no han leído el libro, es la historia de dos familias divididas por la violencia de ETA pero presentada desde el punto de vista de 2 mujeres, 2 madres y amigas separadas por el dolor. En realidad, va más allá: es la historia de 2 familias, hijos, hijas, padres, de un pueblo entero separado por el fanatismo (o ideales), ceguera y necedad.
Yo prefiero mil veces el libro (escribí unas pocas palabras en su momento sobre esta novela conmovedora) pero ver la serie también me gustó. No es una mala adaptación y como dice algún artículo que leí por ahí, tanto el libro como la miniserie (son apenas 8 capítulos) es una reflexión profunda y cauta sobre las consecuencias de la violencia, sobre la destrucción de la convivencia, de nuevo en un lugar y un tiempo muy concretos, el País Vasco entre los 80 y los 2000.
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