Este libro me lo recomendó una amiga. Es un libro duro, triste pero es un ejemplo de valentía y humanidad. Se trata de La bailarina de Auschwitz de Edith Eger.
La historia la cuenta la propia autora porque ella es la protagonista, ella es la Bailarina de Auschwitz, ella es una sobreviviente del infierno nazi. Edith lo vivió, sobrevivió y pasó muchas décadas ocultando su pasado pero se dio cuenta que para curar sus heridas, enfrentar sus fantasmas, debía hablar del horror que había vivido y contarle al mundo esta historia. Recordemos que solo en los campos de Auschwitz murieron más de un millón de personas. Edith fue rescatada por soldados americanos en 1945.
El libro se divide principalmente en 3 partes.
La primera: la infancia y adolescencia de Edith, época en que era una chica más, que llevaba una vida común, discutía con su hermana mayor y que tenía un sueño: el ser bailarina.
Cuando en 1944, los nazis invaden el pueblo de Edith, en ese entonces húngaro, su vida se desmorona. Tenìa 16 años. Ahí empieza la segunda parte, la más dura de la historia. A Edith la llevan al campo de concentración de Auschwitz, como al resto de su familia. Al pisar el campo, sus padres fueron enviados a la cámara de gas y ella permaneció junto a su hermana, pendiente de una muerte segura. Pero a pesar de la destrucción, del horror les quedaba tiempo para reír, para soñar y para bailar "El Danubio azul" para Joseph Mengele, el sádico médico encargado de seleccionar quién vivía y quien no. Bailar le salvó su vida. A partir de entonces empezó una nueva lucha por la supervivencia. Primero en los campos de exterminio, luego en la Checoslovaquia tomada por los comunistas.
La tercera parte, la parte más cercana al presente, nos muestra una Edith que, habiendo sobrevivido al infierno, logra seguir adelante, formar una familia, recibirse de psicóloga, convertirse en una importante especialista en postraumas y ayudar y motivar a sus propios pacientes a no perder las esperanzas y seguir viviendo y luchando en la vida. A su vez estos intercambios la conectan con su propio pasado porque el horror vivido ha quedado para siempre en Edith.
Es un libro de 430 páginas que nos hace entrar de lleno en la vida de Edith, en su historia, en sus amigos, su familia y que les aseguro que dudé cuando me lo recomendaron porque dije que el tema era muy triste para este momento de confinamiento. Y lo es pero al mismo tiempo es una historia enriquecedora porque es la vida de alguien que ha perdido mucho, que ha dejado muchas cosas pero que pese al dolor, al sufrimiento, al desamparo tuvo la oportunidad de salir, la suerte de seguir y ponerle punto final a algunas de sus heridas.
Antes de decirles “hasta el próximo libro” quería aclararles que Edith Eger, nació en un pueblo checoslovaco, que pasó a ser territorio húngaro en 1938 y volvió a la soberanía checa en 1945. En 1949, debió migrar en familia a Estados Unidos huyendo del régimen comunista checoslovaco después de que las autoridades detuvieran a su marido. Hoy tiene 92 años.
La historia la cuenta la propia autora porque ella es la protagonista, ella es la Bailarina de Auschwitz, ella es una sobreviviente del infierno nazi. Edith lo vivió, sobrevivió y pasó muchas décadas ocultando su pasado pero se dio cuenta que para curar sus heridas, enfrentar sus fantasmas, debía hablar del horror que había vivido y contarle al mundo esta historia. Recordemos que solo en los campos de Auschwitz murieron más de un millón de personas. Edith fue rescatada por soldados americanos en 1945.
El libro se divide principalmente en 3 partes.
La primera: la infancia y adolescencia de Edith, época en que era una chica más, que llevaba una vida común, discutía con su hermana mayor y que tenía un sueño: el ser bailarina.
Cuando en 1944, los nazis invaden el pueblo de Edith, en ese entonces húngaro, su vida se desmorona. Tenìa 16 años. Ahí empieza la segunda parte, la más dura de la historia. A Edith la llevan al campo de concentración de Auschwitz, como al resto de su familia. Al pisar el campo, sus padres fueron enviados a la cámara de gas y ella permaneció junto a su hermana, pendiente de una muerte segura. Pero a pesar de la destrucción, del horror les quedaba tiempo para reír, para soñar y para bailar "El Danubio azul" para Joseph Mengele, el sádico médico encargado de seleccionar quién vivía y quien no. Bailar le salvó su vida. A partir de entonces empezó una nueva lucha por la supervivencia. Primero en los campos de exterminio, luego en la Checoslovaquia tomada por los comunistas.
La tercera parte, la parte más cercana al presente, nos muestra una Edith que, habiendo sobrevivido al infierno, logra seguir adelante, formar una familia, recibirse de psicóloga, convertirse en una importante especialista en postraumas y ayudar y motivar a sus propios pacientes a no perder las esperanzas y seguir viviendo y luchando en la vida. A su vez estos intercambios la conectan con su propio pasado porque el horror vivido ha quedado para siempre en Edith.
Es un libro de 430 páginas que nos hace entrar de lleno en la vida de Edith, en su historia, en sus amigos, su familia y que les aseguro que dudé cuando me lo recomendaron porque dije que el tema era muy triste para este momento de confinamiento. Y lo es pero al mismo tiempo es una historia enriquecedora porque es la vida de alguien que ha perdido mucho, que ha dejado muchas cosas pero que pese al dolor, al sufrimiento, al desamparo tuvo la oportunidad de salir, la suerte de seguir y ponerle punto final a algunas de sus heridas.
Antes de decirles “hasta el próximo libro” quería aclararles que Edith Eger, nació en un pueblo checoslovaco, que pasó a ser territorio húngaro en 1938 y volvió a la soberanía checa en 1945. En 1949, debió migrar en familia a Estados Unidos huyendo del régimen comunista checoslovaco después de que las autoridades detuvieran a su marido. Hoy tiene 92 años.
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