2001 - Sigo con mis viejas y descoloridas fotos de China. ¿Qué hicimos? Además de la muralla china y una clínica privada carísima (porque mi hijo tuvo un ataque de asma bajando de la Muralla) visitamos los Templos, la ciudad Prohibida, la inmensa Plaza Tiananmén, una casa de té, un mercado y otras obviedades.
No, no visitamos los huntong, esos callejones que forman parte del casco antiguo de la ciudad. El gobierno ya había empezado su destrucción, a esconderlos y a reformarlos para una atracción turística más de la ciudad. Fue a lo único que me opuse, para sorpresa de nuestra guía.
No me gusta interrumpir en demasía el ritmo de la gente, aunque el turismo es un poco eso: robar una foto a la caligrafía con agua, práctica callejera muy común en los parques de la ciudad, o de un pekines paseando en pijama o de la apertura trasera de los pantalones de los chicos. Debería volver para ver esta ciudad con otros ojos. Sí, si , ya sé. No es el momento.
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