Desde que empezó en confinamiento he
redescubierto el cielo. Todas las mañanas, cielo gris, cielo celeste,
atardecer, amanecer, lluvia, sol, no importa el estado, salgo a mi balcón y miro
el cielo. Me he enamorado de las formas de las nubes y sobre todo de los
pájaros atravesando el cielo, muchos pájaros, pájaros que antes no estaban, no
aparecían, no se hacían ver, no se escuchaban.
Lo que voy a decirles, seguramente, les sonará trillado porque todos hemos oído o
leído sobre como los animales han recuperado los espacios durante este confinamiento mundial pero, lamentablemente, con el "desconfinamiento", esas maravillas ganadas, reencontradas, como el
silencio o las aves, volverán a esconderse detrás del ruido de las motos, del
pasaje de los autos y el movimiento de la gente.
Y justo, hace pocos días, leí un artículo en la revista española
El País Semanal del joven escritor barcelonés, Use Lahoz, que decía:
"Hay gente que, para aliviar el encierro, dedica infinidad de
horas a la contemplación de las aves…" . Creo que esto es lo que me pasó. Claro, no
dedico horas, pero un ratito le dedico. Es un gesto bien lindo, sano y gratis.
Lahoz, en su artículo, menciona un libro que yo leí el año
pasado y que se llama
EL FIN DEL FIN DE LA TIERRA. Es del escritor norteamericano Jonathan
Franzen que, además de ser escritor y muy bueno, es un amante de las aves y muy comprometido con el medio
ambiente.
Franzen tiene la suerte de poder viajar por los cinco continentes para conocer y observar las aves del mundo, su gran
pasión. En el libro, que reúne una serie de artículos publicados en
prestigiosos medios, hay uno de ellos, muy corto, que se llama POR QUÉ IMPORTAN LOS PÁJAROS y empieza
diciendo: "Si pudieras ver todos los pájaros del mundo, verías el mundo entero..."
Más adelante dice: "...las diez mil especies de pájaros que aproximadamente pueblan el planeta han evolucionado en una extraordinaria diversidad
de formas y hacen algo que todos quisiéramos hacer pero no podemos, salvo en
sueños: volar..."
"...Una razón por la que importan o deberían importar los pájaros – continúa Franzen – es que son nuestra mejor y última conexión con un mundo
natural que, por lo demás está desapareciendo. Condenar a los pájaros al olvido es olvidar de quienes somos hijos. Son los representantes más vívidos y extendidos de la Tierra
tal como era antes de que la poblaran los humanos. Comparten ancestros con los
animales más grandes que han caminado
por este planeta..."
Volviendo al artículo de El País Semanal y a mis salidas al
balcón a ver los pájaros, el autor del artículo menciona también otro libro con
cosas curiosas: EL INGENIO DE LOS PÁJAROS, de una divulgadora científica
americana que muestra la inteligencia y la habilidad social de los pájaros.
Ellos son capaces de engañar, manipular, escuchar a escondidas, se besan a escondidas, chantajean a sus parejas, se alertan frente a un peligro, hacen duelo frente a la muerte de otra ave, discuten, pelean, se divorcian y hasta se hacen regalos.
Ellos son capaces de engañar, manipular, escuchar a escondidas, se besan a escondidas, chantajean a sus parejas, se alertan frente a un peligro, hacen duelo frente a la muerte de otra ave, discuten, pelean, se divorcian y hasta se hacen regalos.
Me pareció maravilloso y les aseguro que, aunque el
confinamiento termine, lucharé por no perder esta buena costumbre de mirar un ratito
el cielo y al cielo. No perderé la buena costumbre de buscar algún pájaro porque, según dicen los expertos, es muy sano
interesarse por lo que nos rodea y les aseguro que los miraré, hasta
el más insignificante, con otros ojos.
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