Curiosamente (o no tanto, en política ya nada sorprende) los mismos que lo sacaron del poder a la fuerza y lo obligaron a renunciar, lo despidieron con honores es decir, que de derrocar a un autoritario que robó, reprimió saqueó y ensangrentó a un país y a su pueblo, pasaron a despedir a un "héroe nacional".
Yo sé que a muchos no les importará nada esta noticia pero confieso que a mi, viendo las noticias en televisión, me molestó profundamente que a Mugabe, de 95 años, derrocado pero jamás sin ser juzgado y con su inmensa fortuna intacta, se lo despidiera con todos los honores.
Días después de la muerte de Mugabe, leí un artículo de Mario Vargas Llosa en el diario español El País. Se titula UN SÁTRAPA. Allí, Vargas Llosa relata las tristezas y miserias que vivió (y vive) el pueblo de Zimbabue. Relata lo que muchos sabemos sobre el poderío, el despropósito, los excesos, el robo a mano armado de muchos líderes del mundo que se creen amos y señores, que se creen dueños de pueblos enteros, de tierras y de leyes.
Claro está que esto no solo pasa allá lejos, en territorios desconocidos, en continentes perdidos. No, no, nada de eso. Y Vargas Llosa lo dice bien en el último párrafo del artículo que me permito transcribir.
"La historia del África es tan triste como lo ha sido -y lo sigue siendo en buena parte- la de América Latina. Nunca aprendimos que la democracia no sólo consiste en que haya independencia de poderes y diversidad política, sino en tener políticos honrados que respeten las leyes y que no se aprovechen del poder para enriquecerse y liquidar al adversario. (...) Lo peor no es que existan esas basura humanas como un Robert Mugabe, sino que haya pueblos que votan por ellos y los elijan y reelijan y, como ha hecho Mnangagwa (*) con aquel , los conviertan en "héroes nacionales". Con muy pocas excepciones, ni africanos ni latinoamericanos tenemos remedio, por lo visto."
*Mnangagwa (Emmerson) es el actual presidente de Zimbabaue. Después de un golpe militar provocado por las aspiraciones de Mugabe de dejar a su mujer como su sucesora y expulsar a Mnangagwa, su vicepresidente, Mugabe se ve obligado a dimitir y entonces asume Mnangagwa como presidente convirtiéndose así en el tercer presidente del país desde que fue declarada y reconocida su independencia en 1980.
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