Hoy otra vez crucé el río Guadalquivir. Ayer lo hice para ir a la Cartuja, hoy, por el
Puente de Isabel II, lo hice para llegar al popular barrio de Triana. un barrio muy agradable, más auténtico y sobre todo
con menos turistas.
Triana es muy conocido por ser la zona de origen de muchos toreros, artistas del flamenco y por la fabricación de cerámicas.
Un paseo por la Plaza de Altozano rodeada de miradores (balcones vidriados en hierro forjado), por el mercado, la visita obligada a la Cerámica Santa Ana y a la parroquia de Santa Ana, la más antigua de Sevilla, muy bien restaurada, una corta caminata por la florida calle Pelay Correa fueron suficiente para tener otra imagen de Sevilla.
Desde ese lado de la orilla, al atardecer, la Torre de Oro, hoy Museo Naval, y la figura del Teatro de la Maestranza se perfilan mejor.
Y anoche…encantada con Sevilla pero después de varios de días de tapas,
chipirones, ensaladilla y platos de rabo de toro (confieso que no los probé) me
di el gusto, en un ataque de nostalgia, fui a La Milonga, un
muy buen restaurante argentino que recomiendo.
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