Yo
hubiera preferido un referéndum, pero bueno, ya es tarde
para mis deseos. La ley sobre la despenalización o legalización del aborto o interrupción
voluntaria del embarazo ya tiene media sanción en la Argentina. La ley salió, en un día
histórico, de ese conventillo que es nuestra Cámara de Diputados y está en la
puerta del Senado.
Insisto,
la ley está a punto de salir, pero yo hubiera preferido un referéndum porque,
aunque ya no tengo edad de “decidir sobre mi cuerpo”, tengo el derecho de
pensar en esta ley tan significativa no solo para las mujeres sino también para un país.
La
ley está casi lista y bienvenida sea para las que lucharon por
ella, para las que optaron por la marea
verde y sobre todo para las que podrán ampararse bajo esta ley. Es triste para las que no estaban de acuerdo, para las que por razones
varias optaron por el pañuelo
celeste. Adoptar en lugar de abortar fue otra de las banderas que se vieron
en estos días.
La
ley casi está. Está en la puerta del Senado, en esa
hoguera de vanidades, y se espera el visto bueno. Nos falta escuchar a una
Cristina encendida, un Menem decrépito, una Michetti irritada porque no le
gusta nada el tema y a ¡tantos otros! y una vez más diré que yo
hubiera preferido un referéndum para sentir mi voz presente en este debate, donde solo yo y mi conciencia estén decidiendo.
Seguramente
la ley saldrá, puede que con algunos toques más o menos,
pero la ley saldrá. ¿tendremos un país más laico, más libre, más justo? Puede
ser. Todo ayuda, todo suma.Pero no nos engañemos. Como dice TUTE: El aborto existe y
no va a desaparecer porque uno esté o no de acuerdo con esta ley.
El aborto existió, existe y existirá y no va a
desaparecer porque siempre estarán los que
deciden por una, porque siempre estará la que, legal o ilegal, pobre o rica, no quiere que se enteren,
porque la vergüenza, porque…miles de razones. El aborto existió, existe y existirá y entre lo legal e ilegal, mejor lo legal.
Nadie sueña con abortar, nadie va contenta a abortar, porque, con pañuelo
verde o celeste, las convencidas, las fervientes defensoras, todas sabemos que un aborto deja una marca indeleble, un
vacío que se puede esconder en el fondo de la memoria pero está, un desamparo en algunos
casos, una incomprensión en otros, por más ley que lo apruebe.
La esperanza es que con
esta ley muchas, muchas, muchas, miles de mujeres dejen de morir
salvajemente. Esa es la esperanza para algunos países, solo algunos… pero no nos engañemos, el aborto se seguirá practicando legal o ilegalmente. Acá, en La Matanza, en San Isidro, en la China, en Nigeria, en Irlanda, en el
mundo.
Ahora
la ley está casi lista y
aunque yo me hubiera sentido más identificada con un referéndum, será el
momento de pensar y luchar por todo lo que hay que hacer para que lo ilegal no
pisotee lo legal, para que el derecho adquirido no sea olvidado ni atropellado
ni desmedido ni descontrolado.
La prevención, la protección, la salud pública, la educación… sí, hay que pensar en la educación, en la prevención, en la protección, en la educación, en la prevención, en la educación, en la E-DU-CA-CIÓN PRE-VEN-CIÓN PRO-TEC-CIÓN E-DU-CA-CIÓN.
La prevención, la protección, la salud pública, la educación… sí, hay que pensar en la educación, en la prevención, en la protección, en la educación, en la prevención, en la educación, en la E-DU-CA-CIÓN PRE-VEN-CIÓN PRO-TEC-CIÓN E-DU-CA-CIÓN.
Ahí sí podremos hablar de un país más justo, un país más libre.