Hace varias semanas decidí no publicar más comentarios políticos en Facebook. Ni a favor, ni en contra, ni aciertos, ni desaciertos, ni insultos, ni metidas de pata, ni errores o como quieran llamarlos. Mi decisión no tuvo la intención de esconder nada, ni de quedar bien con uno o con el otro, solo quería que mi facebook fuera lo más personal posible. Por la misma razón, la de intentar de limitar la catarata facebookiana, no tengo 500 amigos, no acepto invitaciones de los amigos de los amigos de aquel amigo que ni siquiera sabes si es amigo de tu amigo. Tengo los amigos y conocidos que me importan, que aprecio, que tengo ganas. Además, sinceramente, ya tuve mi época de gloria y fracasos políticos, peleas, malos entendidos, opiniones a derecha e izquierda antes de las elecciones, época de plena ebullición, ahora no tengo ganas y solo quiero compartir lugares, lecturas, salidas, algo de humor, mi laburo, mis tapas de revistas.
Sin embargo, ahora se acercan las elecciones en mis dos países y dudo que pueda cumplir con la ingenua decisión de #nopolíticaenmiFB porque en realidad me interesa TODO y más (salvo el embarazo de Jesica Cirio, el novio de Lizi Tagliani y los cortes de luz porque recuerden que he vivido en países donde la luz, el agua son bienes de lujo extremo y veo las cosas desde otra perspectiva) quizás demasiado, como a muchos de nosotros en esta época tan difícil, en esta época en la que uno se siente un idiota como ciudadano.
Y aunque haya decidido no publicar comentarios políticos, mi enojo político está. Como dice Pepito Cibrián, como dice Enrique Pinti, como dicen tantos otros, tantos ciudadanos como yo, obviamente más famosos que pueden viralizar y llegar más lejos con sus palabras.
Estoy cansada de los incompetentes de este lado, del otro, de la desilusión, de entusiasmarme pensando que esta vez si va a funcionar, que todo será “peaceandlove”, que trabajaremos dignamente, que habrá pan y techo para todos, escuelas, hospitales y que el mundo será otro.
Estoy cansada de los incompetentes de este lado, del otro, de la desilusión, de entusiasmarme pensando que esta vez si va a funcionar, que todo será “peaceandlove”, que trabajaremos dignamente, que habrá pan y techo para todos, escuelas, hospitales y que el mundo será otro.
Es triste pero el mundo gira y gira y todo sigue igual.
No haré una la lista larga y negra de mis hartazgos como Cibrián, no no no...aunque ganas no me faltan, pero no la haré porque pese a ellos, siempre guardo un rayito de optimismo por el mundo y por este bendito país.
No haré una la lista larga y negra de mis hartazgos como Cibrián, no no no...aunque ganas no me faltan, pero no la haré porque pese a ellos, siempre guardo un rayito de optimismo por el mundo y por este bendito país.
Por estas razones (y algunas más insignificantes) intentaré seguir con mi idea de no cargar más tinta a esta comunicación electrónica con comentarios políticos y seguiré compartiendo mis lecturas, mi cine, mis lugares en el mundo... esperando que alguien, alguien de los elegidos año tras año, de los nuevos, de los viejos, de los patoteros, de los señoritos, de los descamisados, de los con saco y corbata, de los que son elegidos por muchos de nosotros, acá y en el mundo, se dignen de dejar de dar vueltas y nos den “paz y amor”, la única y utópica manera en la que a mi y a muchos (muchos pero muchos) nos gustaría vivir a esta altura de nuestras vidas.
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