Tuve muchas y buenas razones para comprar "Sombras Rusas". La primera, el título y una frase de la contratapa: "las delicadas sombras de un gran viaje a un país inabarcable...". La segunda, saber algo más de ese país inabarcable donde había vivido una de mis hijas durante 5 meses. La tercera, agregar algo más a los recuerdos de mis viajes a Rusia y la cuarta, es que después de dos cursos de crónicas de viajes, me convertí en una comedora de crónicas.
Además, otra muy válida razón es que conozco a la autora. Conozco a Liliana Villanueva (para mi Lili o Lilichka) y me gustan los colores, los detalles y el entusiasmo de sus historias.
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Sombras Rusas, además de ser un libro de crónicas sobre Rusia, un diario de viajes y experiencias, es un libro LINDO. Suena ridículo este adjetivo, con poco vuelo, lo que quieran, pero la verdad que es el que me parece más adecuado. Es un libro LINDO, expresivo, divertido que a lo largo de sus 267 páginas me hizo viajar por tercera vez a Rusia.
Con las crónicas de Lili sentí el frío intenso de inviernos eternos, deletreé las palabras en ruso como queriendo aprenderlas, me entusiasmé con las entrevistas, los encuentros. Viví sus fiestas, sus personajes, la cotidianidad, las dificultades. Con las crónicas de Lili disfruté descripciones y reviví paisajes. Me alejé de Moscú para respirar otros aires rusos y compartí momentos íntimos de los protagonistas de este libro. Pasé del reportaje al cine ruso, pasé de nombres mágicos (todos los nombres rusos hacen soñar) a Borges. De tomates de Chernóbil a la hija de Stalin.
Sombras Rusas es un libro LINDO, un LINDO libro de crónicas, de buenas crónicas, de crónicas sensibles donde no solo está el manejo de un género periodístico sino la franqueza, el humor, la curiosidad, la picardía y una mirada hábil que logra desgranar historias de un "... país inabarcable, difícil de pensar o imaginar..." pero sobre todo difícil de olvidar.