El Lector de bronce de la plaza de la Paja (Madrid) |
Ayer pensé en este documento que comparto (clik sobre el link) porque vi, como todas las noches, al cartonero "del barrio", a ese que pasa por la esquina de mi casa, salir del contenedor de la basura como si fuera...como si fuera... una triste caja de sorpresa.
Siempre sale con las manos repletas de cartones, papeles, suciedad. Y todas las noches, después de juntar todo lo que puede, se sienta un ratito en el cordón de la vereda, junto a su carro y se pone a leer un diario, seguramente el que tiré yo, mi vecino o el del piso de abajo, seguramente el de ayer, el de hace una semana no importa, él lee bajo la luz de la calle.
Yo, como una tonta, frente a esta realidad como a tantas otras a las que no puedo acostumbrarme, me conmuevo porque como describe el documento de El País Semanal "me parece que siempre hay algo luminoso en el rostro de una persona que está leyendo" .
En medio de la nada, en medio de la realidad, en medio de los cartones, en medio de la calle, un cartonero encuentra su refugio.
En medio de la nada, en medio de la realidad, en medio de los cartones, en medio de la calle, un cartonero encuentra su refugio.
Documento de Steve McCurry