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BRAUTIGAN LIBRARY, UNA BIBLIOTECA MUY CURIOSA

Leí en la Revista La Nación los remates de Esteban Feune de Colombi. Uno de ellos decía: "Hace años me topé con esta frase en Los demasiados libros, un lúcido ensayo del mexicano Gabriel Zaid: "Los libros se multiplican en proporción geométrica; los lectores, en proporción aritmética. De no frenarse la pasión de publicar, vamos hacia un mundo con más autores que lectores". Algo de esa desmadrada conjetura se conecta, a la inversa, con la Biblioteca Brautigan, nombrada así en honor a un genial escritor yanqui, situada en la ciudad de Burlington y afamada porque cobija manuscritos rechazados".

Entonces busqué material sobre esta curiosa biblioteca y encontré un artículo de Miguel Baquero que me permitió enterarme que dicha biblioteca reunía manuscritos rechazados por las editoriales. Manuscritos que recibieron seguramente decenas de cartas diciendo: «lamentamos mucho, su texto no corresponde con nuestra línea editorial…», manuscritos ignorados, no leídos y muchos de ellos, seguramente, malos o muy malos. 

Hasta hoy - cuenta Miguel Baquero - el escritor, o aspirante a escritor, tocado por las alas del desprecio, tenía la oportunidad de, en un último ataque vindicativo, o en un pronto romántico, encuadernar su manuscrito y mandarlo por correo a la librería arriba citada, con la indicación «para la Biblioteca Brautigan». La única condición es que estuviera encuadernado y que cumpliera unas ciertas medidas por lo demás, la Brautigan no rechazaba ningún manuscrito, ni se fijaba en incorrecciones gramaticales o sintácticas, ni le preocupaba la falta de interés comercial, las capacidades soporíferas o directamente la ausencia de cualquier tipo de lógica de los textos. Lo aceptaba y lo disponía en sus estantes, de acuerdo a un peculiar sistema de catalogación llamado el «Sistema Mayonesa» 
¿A quién se le ocurrió esta idea tan desopilante y poética a la vez? 


El que realmente la imaginó fue el escritor Richard Brautigan,  un novelista muy famoso en los años 60 en la California donde todas las utopías y delirios parecían posibles. 
En ese ambiente Brautigan irrumpe en 1967 con su novela «La pesca de la trucha en América». Se trataba de una novela literaria original  y trasgresora que encajó perfectamente en la contracultura de la época. Él mismo encajaba perfectamente con el ambiente. Sus fotos más difundidas siempre eran las de un hombre desgarbado, con sombrero hongo, pelos largos, bigotes tupidos y con una máquina de escribir a cuestas como para tenerla a mano en cualquier momento de inspiración.

Su primera novela publicada no había tenido ninguna repercusión, pero su segunda obra «La pesca de la trucha en América» fue un éxito comercial y convirtió a su autor no sólo en un escritor conocido en todo el país sino en un ídolo para la juventud. Sus siguientes libros lograron un éxito tras otro y convirtieron a Brautigan en un autor con millones de lectores. 
Sin duda, merecidos, porque Brautigan fue un gran escritor… y lo sigue siendo. Sus novelas son de todo punto recomendables para el lector que quiera toparse con algo distinto, sorprendente, inesperado en cada página. - dice Baquero 
Hacía finales de los años 70, Brautigan cae en el olvido y sus manuscritos eran rechazados una y otra vez por las editoriales. Por su propio olvido, Brautigan imagina en su novela «El aborto»  una biblioteca a la que se pudieran remitir y en donde pudieran guardarse a la espera de lectores las obras que ningún editor aceptaba. 
El 14 de septiembre de 1984, en su casa de Bolinas, California, en un ventanal frente al mar, se pegó un tiro en la sien. Estaba solo. Muy solo. Su cuerpo se lo encontró varias semanas después.  


6 años más tarde, en 1990, el fotógrafo Todd Locwood, un grand admirador de la obra de Brautigan, fundó la biblioteca imaginada por el autor. 
"Una biblioteca para la que Lockwood ideó el  «Sistema Mayonesa», que podría definirse quizás como «el caos apenas organizado». En contraposición a las catalogaciones estrictas adoptadas por las grandes bibliotecas oficiales, los volúmenes se organizan en secciones tituladas, por ejemplo, «Amor», «Aventura», «Sentido de la vida», «Vida callejera», «Todo lo demás»… El motivo de que el método se llame «Mayonesa» es que con dicha palabra, «mayonesa», era con la que cerraba el más famoso libro de Brautigan, y para mayor abundamiento, eran botes de mayonesa vacíos o latas de sardina lo que servían de sujetalibros en las estanterías de esta absurda fantasía literaria hecha realidad..." cuenta Baquero. 
Cuando llegó el momento en el que la librería Fletcher, de Burlington no podía alojar más esta biblioteca fantasma, los libros "no publicados de Brautigan" pasaron al sótano de Locwood hasta que encontrara una ciudad generosa que los alojara libro. 

Y fue el Clark County Historical Museum de Vancouver, Canadá, la entidad que tomó la decisión de albergar más de 300 libros-manuscritos rechazados de The Brautigan Library. 


Clark County Historical Museum - Wikipedia

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