¡Hay gente que se le ocurre cada cosa!
El escritor argentino Patricio Pron escribió en un artículo que "a excepción de la televisión española (a la que podemos agregar la argentina) solo hay un sitio en el que se puede ser testigo de un porcentaje singularmente alto de situaciones desagradables en escasos centímetros cuadrados, y es sitio es un avión" y cuenta que en el 2007, un señor americano llamado Gregg Rottler creó una página web dedicada justamente a las experiencias aéreas desagradables empezando por las propias.
El sitio se llama Flights From Hell. No se trata de una hoja de reclamaciones ni de denuncias. Es un sitio donde las experiencias aéreas personales curiosas, desagradables, sórdidas, se convierten en colectivas.
No me pareció muy fascinante como sitio pero quizás algún día, cuando tenga tiempo y ganas, cuente el día que en un vuelo de Paris a Abu Dhabi me tocó un compañero de asiento que, para superar el miedo al avión, no sólo se comió su comida, sino también devoró la mía incluyendo las cucharitas de plástico y las servilletas de papel.
O el día que aterrizando en París, una francesa que viajaba con su perrito, me felicitó por lo bien que se habían portados mis hijos diciéndome: ¡Se han portado mejor que mi perro!
O el día que, viviendo en Rangùn, tuve que ir a Singapur por una urgencia médica. En el vuelo me acompañaba una enfermera. Yo estaba dopada por los calmantes, no podía comer. En cambio la enfermera si podía, y lo hizo muy bien. Como íbamos en primera clase, ella aprovechó a comerse todo y a tomarse todo. Resultado: tuvieron que atenderla a ella durante el vuelo y a mi ¡ni la hora!
El escritor argentino Patricio Pron escribió en un artículo que "a excepción de la televisión española (a la que podemos agregar la argentina) solo hay un sitio en el que se puede ser testigo de un porcentaje singularmente alto de situaciones desagradables en escasos centímetros cuadrados, y es sitio es un avión" y cuenta que en el 2007, un señor americano llamado Gregg Rottler creó una página web dedicada justamente a las experiencias aéreas desagradables empezando por las propias.
El sitio se llama Flights From Hell. No se trata de una hoja de reclamaciones ni de denuncias. Es un sitio donde las experiencias aéreas personales curiosas, desagradables, sórdidas, se convierten en colectivas.
No me pareció muy fascinante como sitio pero quizás algún día, cuando tenga tiempo y ganas, cuente el día que en un vuelo de Paris a Abu Dhabi me tocó un compañero de asiento que, para superar el miedo al avión, no sólo se comió su comida, sino también devoró la mía incluyendo las cucharitas de plástico y las servilletas de papel.
O el día que aterrizando en París, una francesa que viajaba con su perrito, me felicitó por lo bien que se habían portados mis hijos diciéndome: ¡Se han portado mejor que mi perro!
O el día que, viviendo en Rangùn, tuve que ir a Singapur por una urgencia médica. En el vuelo me acompañaba una enfermera. Yo estaba dopada por los calmantes, no podía comer. En cambio la enfermera si podía, y lo hizo muy bien. Como íbamos en primera clase, ella aprovechó a comerse todo y a tomarse todo. Resultado: tuvieron que atenderla a ella durante el vuelo y a mi ¡ni la hora!
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