José Daniel Viacava (1926- 1989) además de ser "el mejor papá del mundo", de ser el marido de mi mamá , la escritora Marta Giménez Pastor, fue periodista y poeta.
Daniel venía de una familia italiana muy modesta que había conocido la guerra y había inmigrado a la Argentina. A mi padre no le gustaba recordar su infancia. Nunca hablaba de ella pero le gustaban sus raíces. Le gustaba Italia y, como era de esperar, me transmitió su amor por "el italiano". Yo lo estudié para poder tener un mundo secreto con mi padre y leer la revista Época o entender lo que cantaba Mina, una de sus cantantes preferidas.
Daniel trabajaba en el Ministerio de Guerra cuando empezó a incursionar en la poesía. Frecuentaba los círculos literarios y de poesía en Buenos Aries de los años 50 y conoció a los grandes poetas del momento.
Y fue justamente, cerca del mítico grupo "Poesía Buenos Aires" que Daniel conoció a Marta Giménez Pastor, una joven maestra que empezaba a hacer sus primeros pasos en la poesía. El primer 17 de octubre hábil (1955) después de la Revolución Libertadora, nombre con el que se autodenominó la dictadura militar de Argentina tras derrocar al presidente constitucional Juan Domingo Perón, mis padres, Daniel y Marta, se casaron en la iglesia de San Pedro Telmo, en el viejo barrio de San Telmo de Buenos Aires. En la misma iglesia que me casaría yo...32 años después. En 1956 nació Conrado . En 1957, nació Alejandra y en 1960 nací yo.
Daniel dejó su
aburrido trabajo en el Ministerio y montó, con su único hermano Emilio
Viacava, un estudio de copia de planos de arquitectura. Primero en el
departamento de la calle Montevideo, en el mismo donde vivíamos rodeados de
esas máquinas inmensas y con olores a productos químicos. Luego "el
taller" se mudó a una casa de la calle Viamonte y poco tiempo
después Daniel tuvo la oportunidad de ingresar como
corrector en el Diario La Nación.
Dejó los planos y empezó a trabajar en la prestigiosa redacción de la calle San Martín. De corrector pasó a ser redactor con cierres de ediciones, papeles por todos lados, máquina de escribir, proyectos, notas, entrevistas, viajes, reportajes y allí encontró su verdadera vocación: el periodismo. Y, como era de esperar, me transmitió su amor por el periodismo. su amor por "los diarios" y yo estudié periodismo para poder tener otro mundo secreto con mi padre.
Junto a Marta, mi mamá, crearon la revista literaria Trayectoria y publicaron la Selección poética femenina 1940-1960. Daniel Viacava creó y dirigió en el diario La Nación páginas inolvidables como Columnas de la juventud y la Página de Arquitectura, página que compartió con el arquitecto y gran amigo Luis Grossman.
Cubrió periodísticamente durante muchos años el Festival de Teatro para niños de Necochea. Años inolvidables para nosotros. Éramos chicos, íbamos a la playa, veíamos teatro todo el día, jugábamos en el Hotel Trocadero de la ciudad de Necochea, compartíamos la cena con Ariel Bufano, Mane Bernardo, Roberto Aulés...los grandes del teatro infantil de esos tiempos.
Mi padre fue Director de prensa de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Tuve la oportunidad de trabajar muchos años con él como su asistente preferida.
Fue director de la Revista La Nación en una de sus mejores épocas, ahí aprendí a vivir entre revistas. Fue Editorialista en el mismo diario hasta sus últimos años.
Colaboró en los diarios argentinos La Opinión, Tiempo Argentino, en la revista de arquitectura Summa y en otros medios argentinos donde pudo escribir, entre otras cosas, sobre dos de sus grandes pasiones: el turf y la arquitectura.
Mi padre publicó
un solo libro de poema "La Gran Vida". Su Gran
Vida no le dio más tiempo y porque su generosidad lo llevó a regalarle
el título de poeta a Marta, a su esposa, madre de sus tres hijos,
mi madre.