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Crónica romántica

El año pasado para San Valentín puse en mi blog poemas, canciones... este año, prefiero empezar con esta crónica romántica.


Una ilustración de Caroline Raab 

1989. Abu Dhabi, Emiratos Árabes. Mi marido trajo una computadora a casa. Para mi, la primera. Para mi, una especie de máquina de escribir... pero más moderna. ¿Qué hago? Juego al Risk , hago solitarios, escribo cartas, juego al risk, hago solitarios y vuelvo a escribir otra carta. Eso sí, las escribo muy rápido porque para algo hice, a los 18 años, un curso de mecanografía acelerado en las viejas academias Pitman. Imprimo mis cartas y las mando rápido a la familia para que se aseguren que no estoy perdida en el desierto.

1992. Buenos Aires, Argentina. La computadora del desierto viajó conmigo. ¿Durará algunos años hasta que, sin corazón, la abandone por "vieja"? Tiene pinta de resistir, como un buen camello en el desierto. El día que la deje, la dejaré bajo alguna baldosa de Buenos Aires.

1996. Rangún, Birmania. 
¿Se acuerdan de la computadora del desierto con un stop en Buenos Aires? Bueno, la tuve que dejar por esas callecitas de Buenos Aires. ¿Para qué quiero otra computadora si ni siquiera puedo tener un fax en la casa por razones (?) gubernamentales  incomprensibles? ¿Y además para qué quiero una computadora en el país de las mil pagodas y con 4 chicos? ¿Eso no me es suficiente para soñar? Pero la tentación es grande y ¡paf! una computadora llegó a la casa del lago. Será compartida entre los miembros de la familia que cada vez somos más. Durará poco pero mientras me sirva... escribiré cartas contando historias de oriente.

2002. Lagos, Nigeria. La computadora birmana no resistió el uso de tantas generaciones juntas. Se quedó en algún templo. Mejor así, en un templo birmano frente al lago tendrá una vida plena y armoniosa. ¿Pero ahora cómo voy a contar mis historias?
Mismo año. Mismo Lugar: ¡Sorpresa! Recibí de regalo una "computadora para mi solita". Eso es lo que me dijeron. Me engañaron. De propiedad privada , pasó a ser propiedad colectiva, propiedad del estado de la familia. Y de propiedad horizontal de escritorio, pasó a ser propiedad vertical porque pasa del primer piso de la casa al segundo y del segundo al primero.
2006. Mismo lugar. Mala suerte tuvo mi compu nigeriana porque con los cortes de luz y las puestas en marcha del generador y los corte de luz y las lluvias torrenciales. La computadora semi-personal dejó de contar historias en yoruba y un buen día explotó como un sapo fumador.

2006. París, Francia.¡Tengo MI computadora très chic! Los chicos tienen la suya y se pelean por jugar. Poco importa: yo tengo LA MÍA con un teclado sin Nutella, sin marcas de dedos en la pantalla, sin juegos de guerra, ni familias Sims. Es una computadora llena de letras y pantallas en blanco para escribir miles de palabras.

2009. Caracas, Venezuela. Mi computadora parisina me siguió pero como buena ciudadana francesa que se precie, hizo huelga, pidió reivindicaciones salariales, menos horas de trabajo...

IMPOSIBLE- le dije - No es un buen momento, estoy escribiendo como loca...
Me voy - escribió
¿Me vas a dejar ? - pregunté
Sí, me voy - escribió las últimas palabras y se fue. No la volví a ver.

Apenada por esta infidelidad me busqué otra "compu". Una preciosa... caribeña. No habla francés, habla español. Es una computadora que mira al sol, a las montañas y que mientras mira los pájaros pasar, ella escribe escribe y escribe.

2012. Caracas, Venezuela. Año nuevo, ventana nueva. Mudé mi computadora de una ventana a otra de la casa. Cambiamos de árbol, de flores, de ladera, de nube. Pero con este cambio mi computadora rumbera me escribe que huele a cambio de cielos y horizontes...

Mis computadoras viajan, vuelven, se van.  Conocen nuevas ventanas, nuevos escritorios, nuevos decorados, nuevas palabras. Tal vez son las mismas , no lo sé... lo que si sé es que repasando estas historias, me doy cuenta que como en toda historia de amor, con mis computadoras vivimos separaciones, olvidos y momentos inolvidables.

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