Cuando empecé mis vacaciones escribí el poema Me voy al mar
Ilustración de Alejandra Viacava |
Y hoy me voy del mar. Hace 25 años que paso mis vacaciones en Alicante, que voy, vengo, paseo y dejo Alicante. Conozco cada grano de arena de su playa, he pasado más vacaciones en Alicante que no es mi tierra, que en mi Necochea de infancia.
Hoy dejo el mar. Dejo las lecturas a la orilla, dejo el agua limón, el olor a sardinas a la plancha. Hoy dejo los topless pasados por agua y de moda, los castillos de arena, el cotorreo de sombrillas vecinas, las banalidades de Doña Letizia y de la familia Real. Hoy dejo el mar. Dejo el viejo Alicante que me gusta y el Alicante moderno que me gusta menos, el Alicante endeudado hasta la coronilla e invadido por el cemento. Dejo, una vez más, mis recuerdos bajo el azul mediterráneo.
La diferencia es que este año los dejo bajo un viento que llega del sur, una brisa africana, un viento que conocí cuando viví en Nigeria, un viento que suena a tristeza, que llega del sur sin darnos cuenta y a veces deja gente en el camino, gente en el mar, gente que no llega a destino.
La diferencia es que este año los dejo bajo un viento que llega del sur, una brisa africana, un viento que conocí cuando viví en Nigeria, un viento que suena a tristeza, que llega del sur sin darnos cuenta y a veces deja gente en el camino, gente en el mar, gente que no llega a destino.
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