Exponer y escribir sobre la (aparentemente) dura y sofisticada tarea de ser parisino es un rubro editorial muy importante en Francia. Todos los años se publican nuevas guías, nuevos títulos que cuestionan, se interesan, aconsejan, opinan, dan buenas pistas sobre la identidad de los parisinos, su forma de ser, el esfuerzo por "faire partie de...", el saber el porqué, para qué y cómo sobrellevar el título de "ser o no ser parisino".
Y un día de invierno, en las estanterías del FNAC (ícono francés tan o más importante que la Torre Eiffel) encontré entre otros, estos cuatro títulos ultraparisinos que me llamaron la atención (ver reproducciones de tapas).
Los registré en mi cuaderno mágico para compartirlos con ustedes por si necesitan algún día un empujoncito para ser "un perfecto parisino/a" o simplemente por si quieren curiosear como son los parisinos, con todos sus defectos y sus vastas virtudes.
¡No! ¡No! no me dejé tentar por ninguno de ellos. Adoro a los parisinos pero no al extremo de convertirme en uno de ellos. Mi elección fue otra, más afín a mi estilo y a mi sentido del humor.
Elegí un cómic "Les parisiens" de Désert- Fab, el libro del periodista Alain Schifres y el clásico La France et les Français, 200 dibujos de "The New Yorker". También elegí un libro de fotografías "Jeunes Parisiens", con fotos de Hugues Lawson-Body y los textos de William Klein y el Métronome illustré, del actor francés Lorànt Deutsch, una historia de Francia al ritmo del metro parisino porque finalmente ¿qué más parisino que la historia a través del emblemático metro de París?.
Con esta selección, volví al departamento de mis hijos y me puse a disfrutar y reconocer personajes y detalles parisinos.
Pero cuando terminé de hojearlos, me reencontré en un estante de la casa, con el libro (et oui un autre!) que me había regalado mi amiga Pascale Maret: La París de los argentinos del poeta y ensayista argentino Jorge Fondebrider.
Repasé las frases que yo había subrayado en la primera lectura y,no pude evitarlo, se me "piantó un lagrimón". Me olvidé de los "inconfundibles parisinos" y releí sobre ese París, vivido y contado por argentinos de distintas épocas, sobre ese París lleno de distancias, amigos, poesía, música, historia, exilio, arte, tango, lugares comunes y humor como en esta frase tan bien elegida para la primera página del libro:
"París es menos tranquilo que Olavarría, pero acostumbrándose resulta más interesante"
(Enrique Loncán 1929-1999)
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