¿Hace cuánto tiempo que nos conocemos Pipo? ¿35 años, 36 o más? seguramente no te acordás porque el día que te conocí vos estabas sobre un escenario improvisado, y yo abajo mirándote. O quizá sí, porque era un día de primavera lleno de sol y vos cantabas entusiasmado en una galería de la calle Santa Fe, y eso no se olvida. Parecías un personaje de cuentos.Tenías el pelo largo, tocabas el acordeón con ganas, eras divertido y distinto. Una mezcla de trovador y hippie de los años 70. Cantabas en las calles, en las plazas como un verdadero juglar. Así te conocí. Y mientras yo zapateaba con la melodía de "El auto de papá", mi madre te hizo una entrevista para la revista Vosotras y se hicieron amigos, muy amigos. A partir de ese entonces tu cariño entró en nuestra casa para siempre.
Hoy, muchos años después de ese primer encuentro, vos Enrique Fischer, es decir Pipo Pescador, y con ausencias y distancias de por medio, seguís siendo mi amigo Pipo. Y nunca me canso de compartir recuerdos, amistad, fotos, una oración budista, un tango en el piano, un libro de poemas para adultos y bifes de chorizo.
La última vez que nos vimos en Buenos Aires comimos juntos en un bolichón maravilloso en la esquina de tu casa, donde nos acompañaron esos inesperados cantantes de ópera ¿te acordás? Nos emocionamos. Hablamos de los proyectos, de los hijos, de romances, de mamá , de Sara Bianchi , del Sapo Pepe.
Yo te regalé un óleo de mamá y vos me regalaste cuatro de tus libros: la trilogía "La campana bajo el agua", "Casa sin ventanas" y "María Caracolito", que intentan tiernamente incluirnos en ese complejo mundo de chicos que tienen necesidades diferentes, que ven la vida con otros colores, y "Buenos Airesitos". Algunos los conocía, otros los descubrí en el vuelo de regreso a Caracas.
Y mientras volaba entre las nubes, los protagonistas (y casi co-autores, porque sin ellos, sin sus historias, sin sus experiencias, estos libros no hubieran existido) María Caracolito que camina lento, como un barco de vela con poco viento, Dante y sus ventanas tapiadas y todos los chicos que nos recuerdan:
"No te olvides nunca que oigo con los ojos" me acompañaron a pasearme por el Buenos Airesitos tan poético por el que te desplazas, el que describís con amor y que yo tanto extraño.
Y mientras volaba entre las nubes, los protagonistas (y casi co-autores, porque sin ellos, sin sus historias, sin sus experiencias, estos libros no hubieran existido) María Caracolito que camina lento, como un barco de vela con poco viento, Dante y sus ventanas tapiadas y todos los chicos que nos recuerdan:
"No te olvides nunca que oigo con los ojos" me acompañaron a pasearme por el Buenos Airesitos tan poético por el que te desplazas, el que describís con amor y que yo tanto extraño.
Con tus protagonistas nos divertimos en la "casa más angosta de la ciudad", viajamos en taxis y colectivos, subimos a calesitas, comimos pizza, vimos las estrellas en el planetario, compramos libros en la Feria del libro y compartimos todas esas cosas que, sólo los que queremos a Buenos Aires, somos capaces de ver: la lluvia, las luces, sus techos y ventanas. Y cuando terminamos nuestro paseo, misteriosamente, no hubo más ventanas tapiadas, solo hubo ojos mágicos que leen los labios.Y a María Caracolito le crecieron alas y me llevó hasta esta frase, la tuya, la que escribiste en la solapa de su libro:
"Yo espero todo de los niños, sean diferentes o comunes; por eso les he dedicado mi vida. Para mí hay un sólo niño posible: el que tiene futuro abierto".
Enrique Fischer, más conocido como Pipo Pescador, es argentino y un artista completo. Escenógrafo, cantautor, escritor, director de teatro argentino y un innovador en el ámbito del espectáculo. Fue declarado Hijo Ilustre de Gualeguaychú ( provincia de Entre Ríos), su ciudad natal y Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aries, Argentina. Muchos de sus libros han sido traducidos a diversos idiomas y su obra "María Caracolito" (1997) , que trata sobre una niña con síndrome de Down, ha sido auspiciada como Interés para la Humanidad por la UNESCO. Recibió numerosos premios y, fundamentalmente, Pipo Pescador es un consecuente defensor del hábito de la lectura en los niños.
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