Me gusta mi árbol. Es ver en él gran parte de la vida titilando entre luces. Y en cuanto a los regalos, siempre al pie de nuestro árbol, hay libros.
Solo la idea de entrar a una librería a buscar, mirar, hojear, descubrir las contratapas, saborear las primeras líneas de un libro, me produce un dulce placer. Y más aún si sé que es buscar un libro para regalar. Para mi esta actividad es muy seria. Hasta cuando visito una ciudad entro a librerías lindas, famosas, distintas y mi marido sabe que forman parte del circuito turístico.
Tengo esa manía y ¡es que en las librerías me pierdo! como lo hacía cuando trabajaba en la Librería Huemul de la calle Santa Fe en Buenos Aires, bajo el ojo del singular Señor Rego. O cuando disfrutaba de esas horas en silencio antes que la "Feria del libro de Buenos Aires" abriera sus puertas. Yo trabajaba en la oficina de prensa y ver “La Feria" sin público, solo con el silencio de los libros, era un gran momento.
¿Se acuerdan del film "You've Got Mail" con Tom Hanks ? Una comedia romántica como las que me gustan, sin muchas pretensiones. La dueña, Meg Ryan, de una pequeña pero tradicional librería especializada en libros para niños, ve amenazado su negocio por el avance de una gran cadena. O aquella otra película,“Notting Hill”, donde Hugh Grant es dueño de una librería… en una próxima vida seré “librera” y si es para chicos ¡mejor!
Transmití a mis hijos la manía de pasear por las librerías y creo que es una de las razones por las cuales ahora nos gusta “regalarnos libros”. Para un cumpleaños, para navidad, para después de un viaje, para antes de otro, para un estado de ánimo, para descubrir, para llorar, para reír, libros porque sí, uno para el marido, otro para el hijo, uno de hermano a hermana o viceversa, uno para mí, otro para un amigo... así es, en la familia nos regalamos libros y regalamos libros. Libros de colores, con muchas letras, con fotos, grandes, chicos, insólitos, compartidos, de “beaux livres” y hasta libros dedicados que me llenan el corazón.
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