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Mostrando entradas de mayo, 2017

Mi viejo, un retrato, muchos recuerdos

Todos los días lo veía entrar por el largo pasillo de la casa, un pasillo oscuro, donde solo brillaban los libros de extensas bibliotecas. Caminaba despacio, pero con pasos firmes. En invierno con su sobretodo azul marino, en verano con su traje siempre impecable hasta llegar al living-comedor, ese espacio que le gustaba tanto, también lleno de bibliotecas, y que se lo había apropiado pese a las protestas de la familia.  Era un hombre de estatura media y de una contextura de intelectual. Más pesaban sus lecturas que sus músculos. No sabía nadar, no sabía andar en bicicleta, solo le gustaba ver el mar de lejos y del campo, solo podía disfrutar de un buen asado.  Tenía una barba cuidada. Tenía pocas, muy pocas canas para su edad y un par de anteojos inconfundibles. Era elegante, con buen gusto para las corbatas. Le gustaban los zapatos lustrados y siempre tenía los ojos con un brillo débil, cargado de nostalgia y recuerdos, recuerdos de una infancia difícil, de una adolesc

TRES LIBROS, TRES LECTURAS

Siempre comento que si bien leo bastante, soy una lectora muy desordenada. Empecé tarde a leer seriamente. Leo un poco de todo, el libro que me atrajo desde una vidriera, el que busco especialmente, el que comentaron en el diario, el que me regalaron. Marco mucho los libros porque tengo mala memoria. Los que realmente no me gustaron, no los guardo, los dono, los regalo porque hay gustos y libros para todo el mundo. Leo uno atrás de otro, dos al mismo tiempo y a veces más. Es difícil seguir mi ritmo desordenado. A veces leo de un tiro y otras veces arrastro la lectura. A veces los dejo y los retomo algunas semanas después. Tengo libros para la playa, otro para los días grises, otro para los aviones y otro para ir leyendo en el ascensor o las salas de espera. Conclusión: ¿vieron que hay gente que se siente desnuda sin su celular? Yo me siento desnuda sin un libro. Aquí les comento los últimos que leí, comentarios sin pretensiones, solo con la idea de compartirles mis lecturas.

El horror a la vuelta de esquina

El otro día volvimos a ver con mis hijos la versión americana de "El secreto de sus ojos" y después hablamos del dolor, del castigo, de la impunidad, de las condenas, de pudrirse en la cárcel o la pena de muerte, de la pena de muerte... de la pena de muerte...de eso hablamos. Hablamos de los a favor, de los en contra,del sí, del no, de la religión, del sentido de la vida, del derecho ...de eso hablamos, de la pena de muerte... duro, terrible.  Y al día siguiente, cuando leí sobre el monstruoso caso  de pedofilia sobre  de alumnos sordos del Instituto Próvolo de Mendoza, Argentina  volví a pensar en la pena de muerte. Y volví a pensar y me asusté de mi misma pero volví a pensar en ella, terrible ... Eran niños sordos, pobres, muy pobres, con miedo, mucho miedo, maltratados, silenciados  y que, por normativa del colegio, no eran educados en el lenguaje de señas ...   ¿Por qué?...  eran niños... eran niños .... terrible ... y me asusté de mis pensamientos.